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¿Por qué preocuparse, más que nunca, por adquirir buenos hábitos de ciberseguridad?

Es probable que ya seas consciente de la importancia de adoptar una postura adecuada de ciberseguridad; al fin y al cabo, son los buenos hábitos que practicamos a diario los que nos protegen de las estafas cibernéticas. Sin embargo, incorporar estos buenos hábitos se ha vuelto más importante que nunca y, hoy en día, mantener una higiene cibernética impecable es crucial para todos. ¿Sabes por qué? La respuesta es simple: el aumento del ciberdelito en los últimos meses ha sido abrumador ¡y gran parte de la culpa es de la pandemia del coronavirus (SARS-CoV2)!

Si los ciberdelincuentes ya representaban un enorme problema antes de la crisis de la COVID-19, la situación se agravó con la propagación de la enfermedad. Según un informe que analizó específicamente América Latina, Brasil sufrió más de 3.400 millones de intentos de ciberataques a lo largo de 2020. Se estima que el crecimiento fue del 300% aproximadamente. La estafa de clonación o secuestro de WhatsApp, la más famosa en el país, se cobró nada menos que 3 millones de víctimas el año pasado. Estas estadísticas son más que convincentes, ¿no?

¿Que no te convencieron? ¡Pero eso no es ningún problema! También podemos mencionar el impacto financiero ocasionado por todas las maniobras delictivas en el mercado corporativo. En el ámbito mundial, según el FBI, el delito cibernético causó una pérdida global de $ 4.200 millones en 2020, lo que significó un aumento del 20% en comparación con 2019, cuando registró una pérdida de “solo” $ 3.500 millones. Según las proyecciones del periódico extranjero Cybersecurity Ventures, si las cosas no mejoran urgentemente, tendremos un agujero en la economía global de 10,5 billones de dólares al año en 2025.

¿Por qué está creciendo tanto el ciberdelito?

Hagamos una analogía: si el ciberdelito fuera un vegetal, en este momento, estaría plantado en el suelo más fértil y creciendo en las condiciones climáticas más favorables posibles. Primero, tuvimos la crisis del COVID-19: la pandemia armó a los malhechores con la ocasión perfecta para idear estafas y engañar a internautas desatentos. Asistimos a miles de campañas de phishing que lograron engañar incluso a colaboradores de grandes corporaciones e instituciones de salud mundiales. Sin hablar de las aplicaciones falsas del Subsidio de Emergencia concedido por el gobierno ni de los programas de vacunación.

Pero no podemos simplemente culpar a las estafas relacionadas con la COVID-19. La pandemia aceleró drásticamente el proceso de transformación digital, obligando a las empresas a modernizarse y digitalizarse rápidamente. Muchas tuvieron que adoptar tecnologías e infraestructuras para las cuales aun no contaban con la preparación adecuada, como la computación en la nube, lo que contribuyó a generar vulnerabilidades y brechas de seguridad. Además, muchos ciudadanos no están acostumbrados a utilizar la internet para hacer compras, realizar transacciones bancarias... y esto es fantástico para los ciberdelincuentes.

Resiliencia en tiempos difíciles

El año de 2020 y estos primeros meses de 2021 han sido muy provechosos para el crimen cibernético. Phishing, ransomware, ataques a la cadena de suministros que afectan a miles de empresas a la vez... Tenemos que luchar contra el ciberdelito más que nunca y la concienciación del factor humano es una de las estrategias más importantes para vencer. Por lo tanto, no podemos flaquear: debemos seguir respetando los buenos hábitos de seguridad en nuestro día a día para mitigar esas amenazas.