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Las dos caras de la moneda: más digitalización, más riesgo de fugas de información

Para Bart, este era el trabajo perfecto; para el joven de 18 años, conocido entre sus compañeros por su intelectualidad y afición por las bellas artes, trabajar en uno de los museos más grandes de su país era pura diversión. Su día a día consistía en ocuparse de pinturas, esculturas y libros muy raros cuya conservación demandaba un gran cuidado. Lo que Bart no podía imaginar era que no solo él, sino también los ciberdelincuentes le habían echado el ojo al valioso catálogo del museo, cuyas ediciones se podían cotizar muy bien en internet.

Tan pronto la institución terminó de escanear las obras literarias, los ciberdelincuentes invadieron sus sistemas —cuya infraestructura de ciberseguridad era muy débil— y filtraron las versiones digitalizadas de forma gratuita, causando al museo un daño incalculable. El incidente enfureció a la junta directiva del establecimiento, pero, sobre todo, frustró al joven Bart, que comprendía profundamente la importancia de las obras literarias para la sociedad y no lograba digerir esa falta de respeto por las artes que tanto admiraba.

Fue entonces que se dio cuenta de algo muy importante: aunque preservar la información en su forma original es una tarea importante, el mundo está experimentando una transformación digital y todo se está digitalizando. Ahora nuestra misión es protegerla en el entorno virtual ¡y eso significa declarar la guerra contra el ciberdelito! Eso es lo que hizo Bart y, gracias a su curiosidad e inteligencia, los Hackers Rangers lo incorporaron de inmediato y él empezó a usar su talento para evitar que ocurrieran incidentes similares.

Con grandes transformaciones...

La historia de Bart nos recuerda un hecho ocurrido en abril de 2020, en medio de la pandemia del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2). El sistema de software de una las mayores plataformas de distribución de libros digitales del planeta, utilizado por más de 37.000 editores en todo el mundo, fue invadido por ciberdelincuentes para robar una cantidad no divulgada de obras literarias. Los atacantes utilizaron cuentas legítimas de clientes de la empresa (probablemente protegidas por contraseñas débiles) para saquear los catálogos, que incluían producciones que aun no se habían lanzado al mercado.

La digitalización de la información es, de hecho, una tendencia en todo el mundo y es benéfica para las empresas y las instituciones gubernamentales. Varias investigaciones muestran que las empresas pierden mucho tiempo con documentos impresos, ya sea creándolos, manteniéndolos o cuando necesitan ubicar informes archivados desde hace años. Si, en cambio, se almacena todo en el entorno digital, esas operaciones se vuelven mucho más fáciles e incluso más económicas. Además, una vez digitalizados, los documentos pasan a ser inmunes a amenazas físicas, como incendios, inundaciones y el deterioro natural producido por el tiempo.

Por otro lado, debemos estar adecuadamente preparados para las nuevas amenazas que surgen con la digitalización: el almacenamiento seguro de la información (especialmente en servidores en la nube, que comúnmente están mal configurados y permiten fugas de información), la configuración correcta de los privilegios de acceso y, por supuesto, la concienciación de quienes tratarán esos datos. Hablamos de una tendencia que tiene más fortalezas que debilidades; pero es fundamental que esas debilidades se manejen con gran cuidado y estrategia.

Nada reemplaza al factor humano

Claro que los softwares de seguridad son importantes en todo este ecosistema, pero educar a los colaboradores con relación a las amenazas digitales es aun más crucial. Una contraseña débil o la incapacidad de reconocer un correo electrónico de phishing pueden ser suficientes para poner en riesgo todo el entorno corporativo. Cuando están bien informados, los usuarios se convierten en la primera línea de defensa en la lucha contra el ciberdelito, lo que ayuda a hacer de la web un lugar mucho más seguro.

¡Conoce a Bart!

Bart es un chico de 18 años creativo, intelectual, observador y proactivo. Le encanta la música clásica y el ajedrez. En su tiempo libre, toca el violín. Bart odia la falta de responsabilidad, las críticas y tampoco es muy aficionado al fútbol.

— "Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar según lo que pensamos es, de todas, la mayor dificultad." (Bart, Hacker Rangers)

Artículo traducido de: Os dois lados da moeda: mais digitalização, mais risco de vazamentos — Perallis Security